Los dioses han marcado las líneas del destino
Desde el inicio, en la aurora de la sangre,
Con sus piadosos gestos que incluyen
El hambre y la pobreza,
La precoz visión de otros mundos,
La intimidad con la tibieza de la muerte,
Un orden superior,
Amonestado por el poder de mi impaciencia,
La rebelión y la caída
Y el salto hacia un espacio
inasible
Así ha sido y parece ser el modo
En que me incluyo en el proceso
De estar aquí, presente y como ausente,
Aligerado de la opresión y el castigo,
Y sé que no habrá compasión
Ni flaquezas ni quejas y mucho menos
Una súplica que invalide la disposición
De los señores del destino, los amos
De tu vida y la mía, la de todos,
Los titiriteros eternos, los burladores,
Que aúllan en la noche y nos preguntan:
¿Qué es lo que desean?
Juan Coletti
No hay comentarios:
Publicar un comentario