JUGANDO EN EL
JARDÍN
ENCONTRÉ UNA MAÑANA
UN PAJARITO HERIDO.
TOMÁNDOLO EN MIS
BRAZOS
LE PREGUNTÉ
LLORANDO:
¿QUIÉN HA ROTO TUS
ALAS?
UNOS NIÑOS MUY
MALOS,
ME DIJO SUSPIRANDO.
Y SE QUEDÓ DORMIDO.
CUANDO CURÉ SU
HERIDA
ABRIÓ SUS BELLAS
ALAS
Y VOLÓ POR EL
CIELO.
JAMÁS OLVIDARÉ,
ME DIJO, EMOCIONADO,
QUE ME HAS AMADO
TANTO.
Y DESDE ENTONCES,
SIEMPRE,
ME DESPIERTA
TEMPRANO
EL RELOJ DE SU
CANTO.
Juan Coletti
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