No solo en Pakistán, en
Trabajando en
tejedurías clandestinas, en el cultivo de la papa, el algodón, el tabaco, la
vid, la cebolla y en cualquier actividad en la que resulten productivos, se
calcula que actualmente existen más de 400 millones de niños y niñas (muchas de
ellas como domésticas y otras prostituidas) manchan el mapa del mundo con los
estigmas de esta antigua trata. Pero, como del tema poco y nada se habla,
podemos ver a un niño recogiendo cebollas o ajos o algodón en Mendoza, en San
Juan o en el Chaco y nadie dice nada y lo poco que se sabe rara vez se publica.
Sin embargo, no ha
sido un nuevo Gandhi o un Mandela quien ha salido en su defensa sino un niño,
Iqbal Masih, cuya historia contaremos brevemente.
Cuando tenía cuatro
años de edad, Iqbal fue cedido por su padre a un fabricante de alfombras a
cambio de un
préstamo de 600 rupias (equivalente a 12 dólares) que necesitaba
para cubrir los gastos de la boda de su hijo mayor, según ancestrales hábitos
sociales y religiosos de su país, Pakistán.
El pequeño fue
obligado a realizar jornadas laborales de más de doce horas diarias durante las
cuales permanecía encadenado y sometido a golpes por mínimos motivos.
Como el padre de
Iqbal no pagaba, la deuda se fue
incrementando, por lo cual debió permanecer durante varios años más en la
esclavitud. Las duras condiciones laborales y la escasa alimentación afectaron
su crecimiento de tal modo que a los doce años tenía la estatura de un niño de
seis.
Cuando tenía apenas
diez años, en 1992, Iqbal escapó de la fábrica de alfombras y, con el apoyo del
Sindicato Bhata Mazdoor Mahaz denunció ante el mundo las condiciones de
esclavitud que vivían millares de niños en su país.
El escándalo cruzó
las fronteras de Pakistán. Nuestro héroe fue conocido y reconocido en todo el
mundo gracias a los medios de comunicación y a las organizaciones que
denunciaron la vergonzosa trata de niños.
El 16 de abril de
1995, mientras Iqbal circulaba en bicicleta, fue asesinado a tiros por un grupo
de sicarios a cuyos amos sería muy fácil identificar.
Ese fatídico día es
recordado desde 1998 como “Día Mundial
contra la Esclavitud Infantil ”.
Hoy nos
preguntamos: ¿Hemos honrado el legado de Iqbal Masih? ¿Fue la suya una lucha y
una muerte en vano?
No tengo respuestas.
Solo se escuchan las voces del silencio.
Juan Coletti
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