MALALA


UNA LECCIÓN  PARA NUESTROS HIJOS

Mientras lucha por su vida después de haber sido baleada por un fundamentalista talibán, Malala Yousafzai, con apenas 14 años de edad, se ha convertido en un símbolo para millones de niños que no pueden ir a una escuela por ser pobres, por vivir en regímenes autoritarios y también para aquellos que, como nuestros hijos, gozan del privilegio de poder asistir libremente desde un jardín de infantes a la universidad.
Esta jovencita, oriunda del valle de Swat, en Pakistán, fue obligada a huir junto a su familia cuando los talibanes clausuraron su escuela por considerar que las mujeres no tienen derecho a estudio alguno. Hace apenas unos días, al salir de la escuela, en la ciudad donde ahora reside  junto a dos compañeras, fue interceptada por un terrorista quien le disparó en la cabeza.
Malala, desde los once años, había iniciado una campaña en su país por medio de un blog para que todas las niñas paquistaníes tengan el derecho de ir a una escuela, incluso a una universidad, luchando contra el prejuicio religioso que las obliga a ser ciudadanas de segunda a las que no se puede ver en la calle, ni hablar con ellas.
Los oscurantistas de su país dijeron que su campaña era “una obscenidad” y agregaron que si sobrevivía al atentado, volverían a buscarla para darle muerte.
En estos momentos, el mundo entero celebra el coraje de esta niña y ruega para que pueda sobrevivir y continuar su prédica no solamente para su país sino para todos los niños y jóvenes del mundo.
Esta noticia nos llena de dolor y también nos incita a comentarla con nuestros hijos y nietos que a veces protestan por tener que estudiar, no se aplican como debieran y se muestran hostiles hacia sus maestros y desagradecidos con sus padres que muchas veces tienen que realizar verdaderos sacrificios para darle el pan espiritual  que los salvará de la ignorancia, de la brutalidad y la servidumbre a los déspotas: la educación.

Juan Coletti

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